En los últimos años parece que se ha puesto de moda realizar retiros espirituales. De hecho a mí misma me sorprende la amplitud de oferta que hay, casi cualquier temática… Puede ser de meditación, de tantra, de yoga, …, generalmente en entornos que facilitan la introspección y rodeado de naturaleza o al menos con fácil acceso a ello. Por desgracia, todavía me toca escuchar la broma de asemejarlo a prácticas de una secta…obviamente desde la ignorancia y el desconocimiento.

Por defecto profesional suelo fijarme con detalle en lo que hace la competencia, como supongo, no podía ser de otra manera, y es que me encuentro con mucha interferencia e intrusismo en este campo. Parece que cualquiera puede montar un retiro espiritual, y desde mi realidad y sobre todo, mi experiencia hay que tener muy en cuenta la profesionalidad del organizador y darle la seriedad que se merece (lo que no significa que sea un entorno distendido).

Tanto en los que dirijo como aquellos a los que asisto, siempre hay mucho movimiento a nivel interno. Da igual que tengas tu vida súper ordenada y que estés súper feliz. En la escucha de los compañeros y de nuestro propio cuerpo, se mueven cositas. Hay personas que pueden auto gestionarlo y otras no tanto, y, eso no significa nada malo. Solo que eso que aflora hay que poder darle una salida y un significado, en terapia posterior o en un primer nivel con la persona que acompaña. Creo que el tema emocional es lo suficientemente importante como para que se trate con el mimo que se merece. Así que, si estás buscando hacer un retiro espiritual, lee las reseñas, busca información de los organizadores en su web y habla con ellas/ellos antes.

Teniendo en cuenta la vida acelerada que llevamos, en el día a día no tenemos tiempo para escucharnos y poco a poco, nos alejamos de lo que el mindfulness nos enseña: presencia, vivir con atención plena y desde el aquí y el ahora. Sin darnos cuenta, nos pasamos al otro lado, el piloto automático, y la mente tiene tantos estímulos que al final nos alejamos de nuestras propias necesidades.

Parar un fin de semana, al menos, y tomarte ese tiempo para ti, atender a tu respiración, que es la clave de todo, desde la práctica de la meditación, el mindfulness, la alimentación consciente, el yoga, los paseos por la naturaleza y, todo ello con momentos de silencio, se hace una necesidad. Esos son generalmente las bases de los retiros espirituales que yo organizo.

Además, se genera un vínculo muy bonito entre las participantes, ya que, al final, y, haciendo uso del concepto de humanidad compartida de Mindfulness y Compasión, todas las personas tenemos un mismo anhelo y es sentirnos queridas y eso, es lo que se respira en el compartir de los retiros.

Así que te invito a que te regales un retiro espiritual y tomes distancia de tu día a día. Dedicarte un espacio y un tiempo conectando con la calma, la serenidad y la paz tan necesarias. Si te afloran miedos o cualquier duda, pregúntame, sin compromiso. Es una inversión en ti.