He querido abrir este blog para contarte un poquito más de mí, de las cosas que me pasan y compartir también recursos y experiencias sobre Mindfulness y hábitos saludables, desde mi experiencia. También para que observes como la práctica de Mindfulness te ayuda a vivir con menos sufrimiento.
Yo vivo en Madrid, y aunque es una ciudad maravillosa en cuánto a recursos de ocio se refiere, a diversidad cultural y gastronómica y como dicen, la ciudad que nunca duerme es también tremendamente rápida. Este ritmo te lleva en algunas ocasiones a vivir en piloto automático 24h.
No quiero utilizar mi blog para hablar de lo que supone a nivel de salud vivir constantemente con ese piloto automático encendido y el estrés que genera para nuestro sistema nervioso, con las consiguientes consecuencias negativas para nuestra salud.
Es verdad que llevar el día a día bajo ese prisma en una ciudad como la mía, facilita, “en algunos casos” (y lo entrecomillo porque, es en realidad un arma de doble filo), una forma de optimizar el tiempo, y, casi de supervivencia para poder moverte rápido y hacer la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible. Teniendo en cuenta que el tiempo es un recurso limitado, se podría decir que es casi una ventaja.
El problema es que, muchas veces, nos metemos tanto en el papel, que ni siquiera sabemos si lo que estamos haciendo es lo que realmente queremos y/o necesitamos hacer, sin escuchar las señales de auxilio de nuestro cuerpo y utilizando anestesia para nuestras emociones tales como alguna que otra pastilla para el dolor, la ansiedad, el insomnio o utilizando la comida como canalizador u incluso, otro tipo de sustancias como el tabaco, el alcohol o las drogas.
Mindfulness o atención plena es una técnica que Jon Kabat Zinn integró en Occidente pero que ya venía siendo utilizada hace 2.500 años en países orientales. En los últimos años, la evidencia científica ha mostrado sus beneficios y eso ha facilitado su divulgación. La práctica tanto formal como informal nos facilita estados de serenidad, de conexión y nos invita a escucharnos.
Igual que voy al gimnasio a entrenar mi cuerpo generando a su vez un bienestar para mi estado anímico por los procesos hormonales que se crean durante y después de la actividad realizada, a través de la práctica de la atención plena entrenamos nuestra conciencia. Se crean espacios donde vamos a escuchar a nuestro cuerpo cuando se está estresando, cuando se siente mal pero también cuando se siente bien también. De esta forma podremos fijar límites antes de que ya sea tarde, antes de la lesión, antes de la reacción ante mi jefe, un amigo o mi pareja y antes de la última gota… y vamos a atender igualmente a todas las cosas agradables que tenemos en nuestra vida, que son muchas, pero que en algunas ocasiones pasan desapercibidas.
Hace ya varios años que hice como participante mi primer curso de Mindfulness. Todavía recuerdo la sorpresa que me di cuando me di cuenta de la cantidad de cosas bonitas y agradables que tenía en mí día a día y que el ritmo al que vivía me hacían pasar por alto.
Por eso, te invito a que pares, a que utilices tu respiración como un ancla para vivir en el presente y a que confíes en ti, en tus recursos y en tus fortalezas. Serían 3 pasos: parar – respirar – ser
Tanto si vives en Madrid o en una ciudad igualmente grande y dinámica como si vives en un pueblo, trata de crear tus espacios. Establece en tu agenda, un espacio para ti de autocuidado. Puedes comenzar con 5 minutos y crearte una alarma en el móvil para que te avise y así tener esos 300 minutos solo para atender a tu respiración y poco a poco conectar con tu paz interior, que más o menos profundo está ahí. Para crearte un hábito trata de hacerlo antes o después de algo que hagas cada día, así te resultará más sencillo.
Vive con consciencia. Vive con Bienestar.